La humanidad
Desde un punto de vista general, quizás muchas personas compartan cierta creencia respecto a la humanidad en sí. Dirán que la humanidad está condenada al fracaso, que es lo peor que le ha pasado al planeta Tierra, que la humanidad es cruel por naturaleza. En conclusión, un montón de cosas negativas. Antes, estaba de acuerdo con todas estas afirmaciones.
Aprendí el valor de ser humano cuando dejé de tomarme las cosas a pecho, de tomarme todo personal. Porque al final, cada quien está viviendo su vida, son protagonistas de su propia historia. Entonces, estamos en la idea errónea de que cada persona es un personaje de nuestra historia, por tanto, caemos en la ilusión de que nuestra vida es la que importa y, por tanto, es lo más importante.
A punta de equivocaciones, entendí que esto no debería ser así, y que se puede remediar con una sola acción que podemos aplicar desde hoy mismo: simplemente, ponernos en el lugar del otro. Eso, solo eso.
Pregúntate por qué esta persona piensa lo que piensa, o hace lo que hace, o dice lo que dice. Cuando hacemos ese pequeño ejercicio de ponernos en los zapatos del otro, es la forma en la que podemos solucionar muchas de estas problemáticas.
En conclusión, soy fiel creyente de que las respuestas están en las demás personas. Aunque también aplica el principio del espejo: lo que ves en otra persona es el reflejo de lo que tú eres. Si ves lo negativo de las demás personas, es que estás viendo lo negativo en ti, y viceversa.
He tenido que aprender a ver la verdadera belleza de la humanidad una vez que fui consciente de todas estas cosas. Por supuesto que veo cosas negativas en muchas ocasiones, cosas que me hacen cuestionar mi fe hacia la humanidad. Pero, a fin de cuentas, somos unas criaturas que nos fascina ver las distracciones que hay en el entorno, más que preservar la existencia de nuestra especie.